lunes, 14 de diciembre de 2015

Algunos Consejos


"Vas a ver cuando te pongan a tu hijo en brazos por primera vez. ¡Va a ser el momento mas feliz de tu vida! ". Todavía hoy, ocho años después, recuerdo la incentidumbre que esas palabras , dichas por una amiga con todo el cariño ,me hacían sentir.
Durante un tiempo pensé que algo debía andar mal conmigo, recién estrenada ya veía que era una pésima madre, porque ese momento y los que le siguieron fueron especiales, surrealistas,  conmovedores, desequilibrantes y muchas cosas más, pero no puedo decir en forma sincera que hayan sido felices. 
Pasó un buen tiempo hasta que llego esa ansiada felicidad.

Si estas embarazada, ya sea por primera o quinta vez (pues cada parto y cada hijo son únicos) permitime que te haga algunas recomendaciones que me hubiera gustado escuchar.

- En lo posible armate un plan. No digo algo complejo que te genere ansiedad, pero si anticipar tu recorrido a la hora del parto. Si estas en pareja, llegar a acuerdos con tu acompañante en relacion a las visitas, los cuidados en el hospital, si tu parto es hospitalario, o en tu casa.
Detengámonos un minuto a pensar  en lo que el nacimiento de un hijo implica: cómo se pasa de ser amo y señor de cada momento de tu vida a tener que vivir al ritmo de las necesidades de otro?
No es fácil. Requiere de paciencia, tranquilidad, devoción y mucha ayuda.
Por eso te repito, cuanto más te facilites las cosas más disponibilidad anímica vas a tener para con tu bebe.
Donde sea que nazca tu hij@, lo que necesita en ese momento es a vos, tu teta, tu piel, tu voz, tu caricia. NADA MAS. No necesita visitas, no necesita fotos, no necesita que se l@ lleven a la nursery, no necesita a las abuelas, ni siquiera a tu pareja (a él lo necesitas vos y es fundamental para que vos te puedas dedicar totalmente a tu hij@).

- Si tenés la oportunidad, informate durante el embarazo sobre parto, puerperio y lactancia.
Hablá con tu obstetra sobre cómo va a ser el momento del nacimiento y qué va a pasar luego con tu bebé. 
Pedí explicaciones, exigilas, porque se trata de tu cuerpo y tu hijo. Vos decidís. Y como bien se dice, la información es poder.
Buscá el asesoramiento de una Puericultora antes y después del parto. 
Si no podés pagar recurrí a la Asociación Civil Argentina de Puericultura, La liga de la leche, o Fundalam en donde se realizan encuentros gratuitos. Creéme, vale la pena.

-Armate, si tenés la posibilidad, una red de apoyo. Me refiero a que cuando llegues a tu casa, puedas contar con ayuda para enfocarte en tu hij@, dejándo las tareas cotidianas para otro momento. No desesperes si tu casa es un desorden, la ropa está sucia y no hay para comer. Para eso están las :madres, suegras, pareja, amigas, amigos, familia, etc. 
La idea es que quien te visite te ayude, no sea algo más de lo que te tenés que ocupar.
No te sientas mal si la situación te supera, si no soportas el llanto del bebé, si te parece ajeno, si no sabés que hacer: ES NORMAL. Yo tengo un dicho : " Madre se hace, no se nace".
Tenete paciencia y confiá en vos. Pedí ayuda, la vas a necesitar. Estás maternando.

-El bebé va a ser demandante? Sí, mucho, muchísimo. Y por momentos no vas a saber cómo manejar ese nivel de entrega absoluta que tu hijo requiere. 
Mi opinión es que trates de mantenerlo simple: lo único que tu recién nacido necesita es tu voz calma, la nutrición y el consuelo que el tetear pegado a vos le significan.
Quizas pensás que no podés ni querés cambiar toda tu vida solo porque fuiste madre, que el bebé debe acostumbrarse a vivir como vos vivís.
Si esa es tu idea te propongo que esperes a que tu hij@ esté listo y con recursos para lidiar con la cotidianidad adulta.
Tené en cuenta que hasta hace horas, dias o meses te tenía siempre, las 24 hs 
Todo era calma, las necesidades 100 % satisfechas sin ningún esfuerzo de su parte. 
Estaba en el estado ideal, aislado y protegido del mundo viviendo en vos. 
Al nacer y los primeros meses, tu bebé seguirá necesitandote 24 x 7. Vas a ser vos quien mediatice el mundo para él. Quien se lo traduzca en términos amables y abarcables por su psiquismo en desarrollo.
Por eso quiero trasmitirte esta idea de simplificar. Teta, piel, caricias, voz. Disponibilidad afectiva. No mucho más. Por eso, buscá ayuda y confiá siempre en vos.

Espero que te sirvan estas palabras. Por favor dejame cualquier duda o comentario que tengas.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Contando historias

Mi hija tiene 8 años. Desde que nació me hice, casi sin darme cuenta, un detalle mental de cómo debería ser su educación, mi vínculo con ella, cómo estimularla.
Leí todo lo que había que leer.Sabía qué errores no cometer y aunque no lo admitía ni a mi misma, me consideraba la única capaz de satisfacer todas y cada una e sus necesidades. 
 Al nacer mi segundo hijo, toda esta seguridad, mi vínculo claro y transparente con quien hasta hacía minutos había sido la única reina de mi vida, desapareció. Metida en un puerperio feroz no lograba reencontrar la conexión con mi nena, la sentía ajena, adulta. Ya nada era claro. Las pautas que con tanta certeza guiaron los primeros pasos de mi hija no me servían para nada en ese momento en que tenía que  dividirme ( multiplicarme?) para maternar a un recién nacido y a una niña de cuatro años y medio.
 En un entorno en el que la imagen imperante de la madre es una de control, sabiduría, paciencia y amor, me sentía culpable y frustrada. No me parecía en nada a aquellas puerperas rozagantes y luminosas. 
Me preguntaba cómo haría Maru Botanna con veintemil niños, siempre tan hermosa y exitosa,si yo no me las arreglaba para hacer un buen trabajo y tenía solo dos hijos. 
Compré toda esa propaganda y me sentí la peor de las peores. 
En algún momento la maternidad se me apareció como incompatible con la felicidad. 
Pero, por suerte siempre hay un pero, el tiempo fue pasando, mi desequilibrio (mental y hormonal) se fue equilibrando y muuy lentamente pudimos fabricar una nueva normalidad para mi familia. 
Me costó muchísimo rearmar el vínculo con mi hija desde esta nueva perspectiva, la de ser mamá de dos. Cuando no sentía que le faltaba a ella, sentía que le faltaba a él. Por supuesto que yo tengo una estructura culpógena. Entiendo que muchas de las madres que habitan la tierra no se cuestionarán ni un octavo de lo que yo lo hago. 
Así y todo noto que este camino difícil, en el que avanzamos mucho los tres (y que seguimos recorriendo, encontrándonos con piedras de vez en vez)  era, es, inevitable.
 Esa madre que me vendía la tele, que yo imaginaba mirando a otras mujeres, esa maternidad relajada y sin problemas que algunas amigas pregonaban, no era real para mi. 
Nunca voy a ser asi ni quisiera serlo. Avanzar, retroceder, dudar, cuestionarme, preguntarme porqué actúo de tal o cual manera con mis hijos, cuidarlos de mis malos momentos, recalcular, pedir disculpas cuando corresponde,dar lugar a su enojo, a su fantasía. 
Esa es la madre que intento ser. No me sale siempre, pero sigo tratando.
 Yo amo leer. Cuando mi hija era pequeña, le leía cuentos todas las noches. Con la llegada de su hermano, este momento tan especial se volvió más errático. 
Recuerdo estar leyendo con mi hijo en la teta para aprovechar asi ese ratito de paz que me permitía dedicarme a ella.
Ayer caí en la cuenta de que hace varias noches que mi hija me pide que le lea o le cuente un cuento en la cama y yo, en mi impaciencia, cansancio, deseo de terminar el día, le digo que no se me ocurre nada, que es hora de dormir. Y reflexioné, recalculé, dudé, me cuestioné y decidí que por más difícil que sea la noche con las demandas de ambos, no quiero, no debo ni puedo dejar que la rutina, las frustraciones o lo que sea se lleven a la madre que quería ser. Es cierto, ya no tengo la ilusión de controlar todo. Muchas veces hago cosas que jamas pensé que haría. Me descubrí una madre fallida y por tanto humana. 
Estoy comenzanado a amigarme con esa noción. Y a acceder lentamente ( cuatro años me llevó mi " puerperio extendido") a esta nueva, aunque ya no tanto, reconfiguración familiar desde un lugar mas relajado y feliz.
 Hoy volvi a inventar historias para mi hija, volví a inventar historias para mi hijo. Los escuché acotar, vi en sus miradas cómo iban formándo las imágenes de mi relato en sus mentes, los vi sonreír. Y me alegré de estar de vuelta ahí,intentando siempre ser la mejor madre que puedo ser...